domingo, 13 de septiembre de 2009

La clasificación de los textos

La palabra tiene varias dimensiones.
Ellas conforman textos si se articulan como un tejido de oraciones coherente y cohesivo.
Esos textos conforman redes de sentido, crean universos, nombran el propio, anticipan los venideros.
Las palabras (y los textos) nos ubican en una cultura, nos hablan del pasado, nos interpelan por el presente.
Las palabras tienen cuerpo. Cuerpo que se escribe y se inscribe.
León Ferrari ha explorado esta dimensión plástica de la palabra en su serie "Escrituras": allí no hay nada que entender, en el sentido ordinario, sino sólo dejarse llevar por el dibujo que ellas conforman. Como si fuéramos niños... dejarse llevar por él.


Una clasificación de los textos

Vimos en la clase del 7 de septiembre que las investigadoras argentinas Ana María Kaufman y María Elena Rodríguez habían presentado en su obra “La escuela y los textos”, editada en 1997, una tipología basada en el cruce entre función predominante y trama que se puede detectar en los textos.
Ustedes ya conocen el modelo de Jackobson y su teoría sobre las funciones del lenguaje. Lo vieron en Técnicas Gráficas. A esta perspectiva se refieren las autoras cuando hablan de función predominante.
Con respecto a la trama, ella es entendida como las “distintas estructuraciones o configuraciones de los textos”.
Según Kaufman y Rodríguez las tramas son:
a) Descriptiva: muestra las características de objetos, personas o procesos que permiten conocerlo y diferenciarlo.
b) Argumentativa: “a partir de un tema, proposición o hipótesis se organiza una demostración (en la que se explican o confrontan ideas, se acumulan pruebas, se ejemplifica) y se llega a determinadas conclusiones (explícitas o no)”.
c) Narrativa: muestra hechos de manera cronológica o por la relación causa-efecto, tiene en cuenta el marco y los personajes.
d) Conversacional: “muestra “en estilo directo, la interacción lingüística que se establece entre los diferentes participantes de una situación comunicativa, quienes deben ajustarse a un turno de palabra”
Otros autores agregan otras tramas como la instructiva o normativa y la expositiva-explicativa, que presentaremos brevemente en clase.


Sin embargo, no es la única manera de clasificar textos la que hemos enunciado. También hay otra que se refiere a la forma de los textos en relación con las actividades humanas.


PARA TRABAJAR

Pero mejor, leamos la fuente: una adaptación del texto de Mijail Bajtín. Para ello, tengan en cuenta las siguientes palabras claves y elaboren una lista de ideas principales para llevar a la clase del 14 de septiembre.

PALABRAS CLAVES:

Uso del lenguaje - formas – enunciados – momentos - géneros discursivos – esferas de la actividad humana – géneros primarios – géneros secundarios -

Géneros discursivos

Las diversas esferas de la actividad humana están todas relacionadas con el uso de la lengua. Por eso, el carácter y las formas de su uso son tan multiformes como las esferas de la actividad humana, lo cual, desde luego, en nada contradice la unidad nacional de la lengua.
El uso de la lengua se lleva a cabo en forma de enunciados (orales y escritos) concretos y singulares que pertenecen a los participantes de una esfera de la praxis humana.
Estos enunciados reflejan las condiciones específicas y el objeto de cada una de las esferas no sólo por su contenido (temático) y por su estilo verbal, o sea por la selección de los recursos léxicos, fraseológicos y gramaticales de la lengua, sino, ante todo, por su composición o estructuración.
Los tres momentos mencionados – el contenido temático, el estilo y la composición – están vinculados indisolublemente en la totalidad del enunciado y se determinan, de un modo semejante, por la especificidad de cada esfera de uso de la lengua elabora sus tipos relativamente estables de enunciados, a los que denominamos géneros discursivos.
La riqueza y diversidad de los géneros discursivos es inmensa, porque las posibilidades de la actividad humana son inagotables y porque en cada esfera de la praxis existe todo un repertorio de géneros discursivos que se diferencia y crece a medida que se desarrolla y se complica la esfera misma.
Aparte hay que poner de relieve una extrema heterogeneidad de los géneros discursivos (orales y escritos). Efectivamente, debemos incluir en los géneros discursivos tanto las breves réplicas de un diálogo cotidiano (tomando en cuenta el hecho de que es muy grande la diversidad de los tipos de diálogo cotidiano según el tema, situación, número de participantes) como un relato cotidiano, tanto una carta (en todas sus diferentes formas) como una orden militar, breve y estandarizada; asimismo allí entraría un decreto extenso detallado, al repertorio bastante variado de los oficios burocráticos (formulados generalmente de acuerdo a un estándar), todo un universo de declaraciones públicas (en un sentido amplio: las sociales, las políticas); pero, además, tendremos que incluir las múltiples manifestaciones científicas, así como los géneros literarios (desde un dicho hasta una novela en varios tomos).
Hay que prestar atención a la diferencia, sumamente importante, entre géneros discursivos primarios (simples) y secundarios (complejos).
Los géneros discursivos secundarios (novelas, dramas, investigaciones científicas de toda clase, grandes géneros periodísticos) surgen en condiciones de comunicación cultural más compleja, relativamente más desarrollada y organizada, principalmente escrita: comunicación artística, científica, sociopolítica, etc.
En el proceso de su formación estos géneros absorben y reelaboran diversos géneros primarios (simples) constituidos en la comunicación discursiva inmediata.
Los géneros primarios que forman parte de los géneros complejos se transforman dentro de estos últimos y adquieren un carácter especial: pierden su relación inmediata con la realidad y con los enunciados reales de otros, por ejemplo, las réplicas de un diálogo cotidiano o las cartas dentro de una novela, conservan su forma y su importancia cotidiana tan sólo como parte del contenido de la novela, participan de la realidad tan sólo a través de la totalidad de la novela, es decir, como acontecimiento artístico y no como suceso de la vida cotidiana.
La novela en su totalidad es un enunciado, igual que las réplicas de un diálogo cotidiano o una carta particular (todos poseen una naturaleza común), pero, a diferencia de éstas, aquel es un enunciado secundario (complejo).






BAJTÍN, Mijail, “Géneros discursivos”, de Estética de la creación verbal adaptado en Semiología. Cuadernos de lecturas. Coordinador: Roberto Marafioti, Universidad de Buenos Aires, 1994, pág. 27.

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